La línea eje de mi trabajo se apoya en los sentimientos elementales y primarios que acompañan tanto a humanos, adultos, niños y otras especies animales, así salvajes como domésticas; no es precisamente una humanización de estos seres lo que pretendo, sino más bien recrearme en actitudes y comportamientos comunes a todos. He fotografiado y pintado sobre todo humanos, trabajando en cierta manera sobre la expresión del cuerpo asociada a estos estados de esencial emoción. Nunca son sentimientos muy concretos, a veces solo son presencias, tal como solamente estar o dejarse llevar, algo parecido al abandono romántico, esa languidez extática producida ante un abismo natural. Principalmente me he centrado en el rostro como síntesis del total humano. En los primeros rostros trabajados con superposición de pinceladas algo más toscas y teatrales dejaron paso a otros de corte más místico, construidos como una masa total con grandes masas fundidas en una. Estos rostros a veces eran como una mera presencia, casi como un tótem. Esta humanización del gesto fue llevada al territorio animal para trabajar los más primitivos instintos. Algo parecido a cuando pintaba rostros de niños. Siempre he trabajado sobre sentimientos algo subidos de tono puede que por mi carácter inquieto. En las últimas exposiciones uno la espiritualidad profana con la religiosa. Para ello tomo imágenes de la historia del arte principalmente del barroco y del renacimiento. Normalmente fotografío esculturas para después pintarlas. Por otra parte trabajo con el imaginario romántico. Fotografiando paisajes nevados de carácter sereno y sublime. Todas estas imágenes se van contraponiendo y creando un todo vibrante. También construyo esculturas taxidérmicas. Ciervos disecados cayendo al vacío. Una especie de metáfora del ángel caído. Las imágenes más crudas de mi repertorio como descuartizamientos a la manera de una vanitas o naturaleza muerta las estoy construyendo con tapices y azulejos como las iglesias de Oporto. Creando un ambiente entre decorativo y suntuario, entre espiritual y profano, un juego vital.